CAPÍTULO EXCLUSIVO: El mejor —y peor— medio para informarte eres tú
O… por qué eres el principal problema de la desinformación
¡Ya eres parte de esta historia, Faladicto!
Me hace muchísima ilusión que puedas convertirte en lector fundador de
y acompañarme en esta aventura desde sus primeros pasos.Haz clic aquí y consigue el libro digital con contenido exclusivo reservado solo para los que estáis desde el inicio.
Además, comparto con vosotros este capítulo exclusivo como adelanto especial. Me encantaría recibir vuestro feedback y saber qué os ha parecido.
Tu apoyo no solo impulsa el libro. Le da sentido.
«Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio».
- Leonardo Da Vinci
Un faladicto nos pregunta:
“¿Qué medios recomendáis para informarse sin caer en fake news ni sensacionalismo?”
La pregunta es tan necesaria como incómoda. Todos queremos estar bien informados. Sentir que entendemos lo que pasa en el mundo. Saber por qué sube el precio de la vivienda, qué está ocurriendo en Gaza o qué implicaciones tiene una nueva ley. Queremos tener criterio. No repetir lo que otros dicen. Poder formarnos nuestras propias opiniones.
Pero cada vez resulta más difícil.
Cuanto más leemos, más confundidos tendemos a estar. Hay más ruido, más titulares, más opinión disfrazada de información… y menos certezas. Vivimos en una época en la que la información abunda, pero la verdad escasea. No porque esté escondida, sino porque está enterrada bajo toneladas de urgencia, emoción, sesgos e intereses.
¿Dónde me informo, entonces, sin ser manipulado? ¿En quién puedo confiar? ¿Existe algún medio realmente objetivo?, se preguntan a menudo muchas personas.
Y la respuesta, como no puede ser de otra forma, resulta insatisfactoria: no existe un sitio completamente seguro. No hay medio infalible. Todos cometen errores. Todos tienen puntos ciegos. Todos tienen algún tipo de sesgo, incluso los que presumen de ser “neutrales”.
Por qué no podemos confiar ciegamente en ningún medio
Esto no es una acusación. Es una descripción del sistema en el que vivimos. Los medios no son entes abstractos que existen en el vacío. No son máquinas neutrales que procesan hechos y escupen verdades objetivas. Están formados por personas.
Personas que opinan, que votan, que se equivocan. Que sienten miedo, que tienen ideologías, urgencias, egos… y facturas que pagar. Personas que, como tú y como yo, están llenas de sesgos. Que filtran la realidad a través de su historia, su educación, sus emociones y su forma de ver el mundo. Personas que, además, razonan a menudo de manera deficiente, aunque estén convencidas de lo contrario.
Periodistas que interpretan hechos sin contrastarlos del todo. Redactores que escriben con prisas. Editores que eligen un titular que vende mejor aunque distorsione. Medios que repiten una noticia sin verificarla porque “ya la han publicado otros”.
No lo hacen siempre con mala intención. No es una conspiración. Es, simplemente, la suma de seres humanos imperfectos que trabajan en un sistema imperfecto, donde se premia más la rapidez que la profundidad, y más la emoción que el rigor.
Y por eso, aunque nos gustaría encontrar un medio puro, justo y fiable al 100%, debemos asumir una realidad más incómoda pero más útil: no se trata de encontrar un medio sin sesgos, sino de aprender a detectarlos. No se trata de confiar ciegamente, sino de saber leer con atención, sospechar con criterio y contrastar con paciencia.
Algunos medios están financiados por grandes empresas, otros por instituciones públicas. Algunos viven de las suscripciones, otros de la publicidad, otros de mecenas o fundaciones. Pero todos, absolutamente todos, compiten por algo: tu atención.
Y esa lucha —la lucha por tu atención— tiene consecuencias.
Cuando la supervivencia de un medio depende de que lo leas, lo compartas o lo retuitees, la tentación de caer en lo emocional, lo polarizador o lo escandaloso es enorme.
Abundan los titulares con clickbait. Noticias que apelan al miedo, a la rabia o a la indignación. Textos escritos con prisa, sin contexto, con fuentes anónimas, con datos poco contrastados. Y no porque no puedan hacer mejor periodismo, sino porque eso no siempre es lo que más vende.
Porque los clics no son inocentes. Los clics dan dinero. Y cuando el modelo de negocio depende del tráfico, la prioridad deja de ser informar bien y pasa a ser atraer y retener tu atención a toda costa.
El problema ya no es solo el bulo evidente que circula por WhatsApp y que se desmonta con una búsqueda rápida. El verdadero problema es más insidioso, más invisible: es cómo se cuentan las cosas. Qué se destaca y qué se silencia. Qué se repite una y otra vez hasta que cala como verdad, aunque no lo sea.
Porque manipular no siempre es mentir. A veces, es simplemente dirigir la mirada hacia un lugar concreto. Es llenar las portadas de sucesos violentos. Es repetir que “la gente está harta” sin decir quién lo afirma. Es entrevistar siempre a los mismos expertos. Es dar visibilidad a unos datos y silenciar otros. Es construir una narrativa que no se declara abiertamente, pero que se insinúa una y otra vez… hasta que acaba pareciendo sentido común.
Eso también es manipular. Y lo más peligroso es que muchas veces ni siquiera nos damos cuenta.
No se trata de encontrar el medio bueno
La solución no está en encontrar una fuente mágica que nos diga la verdad con mayúsculas. Esa búsqueda es ingenua y nos puede hacer más vulnerables a caer justo en lo que queremos evitar: medios que venden su “independencia” o “verdad” como eslogan, pero que simplemente tienen otro sesgo.
La solución está en cambiar el enfoque. No es qué leer, sino cómo leer. Y eso exige algo más incómodo que hacer clic: pensar. Comparar. Contrastar. Dudar.
Diez ideas para informarte sin ser manipulado
No te quedes solo con un medio.Lee varios, sobre todo si son canales o líneas editoriales diferentes. No para “equilibrar”, sino para ver cómo se cuentan los mismos hechos desde ángulos distintos.
Distingue entre información y opinión.Muchos artículos mezclan ambos niveles. Te dan datos, pero también interpretaciones. Aprende a separar lo que pasó (hecho) de lo que alguien cree que significa (opinión).
No te fíes solo del titular.Muchos titulares están diseñados para captar clics, no para informar. Lee el cuerpo de la noticia, y fíjate en las fuentes, los matices y los datos concretos.
Haz búsquedas inversas.Si una imagen o dato te sorprende mucho, búscalo en Google. A veces lo que parece actual es de hace años o está manipulado.
Verifica antes de compartir.La mayoría de la desinformación no se crea: se comparte. Sé parte de la solución, no del problema. Una pausa de 10 segundos antes de reenviar algo puede evitar cientos de malentendidos.
Identifica el sesgo de cada medio.Todos los medios tienen una línea editorial. Algunos más evidente, otros más sutil. Eso no los convierte en “malos”, pero sí en parciales. Saber desde dónde hablan te ayuda a filtrar mejor.
Desarrolla tu radar emocional.Si una noticia te indigna o te emociona mucho, para. ¿Está bien construido ese sentimiento o te lo están provocando intencionadamente? A veces la manipulación entra por la emoción.
Cuestiona incluso lo que encaja contigo.Nuestro sesgo de confirmación nos hace creer más fácilmente lo que refuerza nuestras ideas previas. Justo por eso, deberíamos ser más exigentes con aquello que “nos cuadra demasiado”.
Recuerda que la verdad rara vez cabe en un tuit.El mundo es complejo. Las noticias, también. Si un conflicto internacional te lo resumen en 30 segundos, probablemente están dejando fuera el 90% de la historia.
El medio fiable… eres tú
En resumen, faladicto, no existe una fórmula mágica, ni un medio perfecto. Pero existe algo mucho más poderoso: personas que piensan.
Personas que no se conforman con lo primero que leen. Que se hacen preguntas. Que cruzan fuentes. Que dudan sanamente. Personas que no buscan tener razón, sino entender mejor.
Porque el mejor antídoto contra la manipulación no es blindarse del mundo, ni encerrarse en una burbuja. Es cultivar la mirada crítica.
Y eso, faladicto, empieza contigo.
Gracias por leer este capítulo exclusivo.
Si te ha gustado, apóyame comprando el libro completo aquí.
Tu apoyo es clave para seguir creando contenido de calidad.
Por un mundo más racional.
Axel E.